Discernimiento
El discernimiento ignaciano es la práctica espiritual de notar los movimientos dentro de tu corazón y alma e identificar de dónde vienen y hacia dónde te están llevando.
Discernir es aprender a reconocer por dónde nos quiere llevar Dios
para "dejarnos llevar por Él", para colaborarle, por lo menos, para no estorbarle.
Por esto no es algo simple sino un proceso que supone, en primer lugar, que como persona me haya acostumbrado a optar por principio por la vida.
Requiere tener el hábito de buscar y elegir lo que nos da vida y lo que da vida a otros; implica que me importen los demás y, sobre todo,
los que son mayoría en este mundo.
- “El Examen, vía de acceso al discernimiento” por Carlos Rafael Cabarrús P. SJ
¿Qué es el Discernimiento?
El discernimiento ignaciano puede ser una herramienta muy útil y eficaz para tomar todo tipo de decisiones y ayudarnos a reconocer dónde está Dios presente.
Es un hábito que se cultiva con el tiempo a medida que nos sintonizamos más con nuestros movimientos interiores y profundizamos nuestra relación con Dios.
San Ignacio no introdujo la idea de "discernimiento" en la Iglesia, pero su forma de practicarlo ha resonado a través de los siglos.
Sabías que…
En la Espiritualidad Ignaciana, practicar el discernimiento es un arte o hábito que se cultiva con el tiempo.
Hacer el Examen es una oración de reflexión sobre tus experiencias diarias y es fundamental para este método ignaciano de toma de decisiones.
Consolación y Desolación
Comprender lo que se entiende por "consolación" y "desolación"
es clave para el discernimiento ignaciano.
¿Qué es la Consolación espiritual?
Es una experiencia de alegría interior, que consiente ver la presencia de Dios en todas las cosas; esta refuerza la fe y la esperanza, y también la capacidad de hacer el bien. La persona que vive la consolación no se rinde frente a las dificultades, porque experimenta una paz más fuerte que la prueba. Se trata por tanto de un gran don para la vida espiritual y para la vida en su conjunto. Y vivir esta alegría interior.
Catequesis sobre el discernimiento 9. La consolación. Papa Francisco
¿Qué es la Desolación espiritual?
La desolación ha sido definida así: “Oscuridad del alma, turbación en ella, moción a las cosas bajas y terrenas, inquietud de varias agitaciones y tentaciones, moviendo a desconfianza, sin esperanza, sin amor, hallándose toda perezosa, tibia, triste y como separada de su Criador y Señor” (San Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, 317).
Toda persona ha experimentado la desolación de una forma u otra.
La desolación tiene algo importante que decir. El problema es cómo poder leerla, porque si se tiene prisa en librarse de ella, se corre en riesgo de perder su mensaje y significado.
Catequesis sobre el discernimiento 7. La desolación. Papa Francisco
Para profundizar
El Papa Francisco ora por la formación en el Discernimiento Espiritual
Oración: Por la formación en el discernimiento espiritual - El Video del Papa - Marzo 2018
(1 minuto y 18 segundos)
Video
Discernimiento Espiritual
Gerardo Aste SJ, explica los fundamentos del discernimiento espiritual en esta serie de 14 partes.
“Ese único camino para ser felices es elegir en la vida aquella alternativa que me lleve a Dios, porque sólo Dios es la verdadera felicidad”
-Gerardo Aste, SJ
Videos
Discernimiento
por Dani Cuesta, SJ , Jesuits Global
(4 minutos y 38 segundos)
6 Claves para tomar decisiones mejores Discernimiento desde la espiritualidad ignaciana.
por Javier Bailén, SJ
(6 minutos)
“No el mucho saber harta y satisface al alma,
sino el sentir y gustar de las cosas internamente”
- San Ignacio de Loyola (EE. EE.2)
Libros
Tomar decisiones en Cristo: Fundamentos de la espiritualidad en ignaciana
por Joseph A, Tetlow, SJ
Discernimiento de espíritus: Guía ignaciana para la vida cotidiana
por Timothy M. Gallagher, OMV
El Discernimiento. La novedad del Espíritu y la astucia de la carcoma
por Benjamín González Buelta, SJ
“Deseando y eligiendo sólo lo que es más propicio para nosotros
hasta el fin para el cual fuimos creados”
- “Principio y Fundamento” San Ignacio de Loyola